Gran consternación ha causado en Estados Unidos el asesinato perpetrado contra Charlie Kirk, conocido polemista conservador que invitaba a quien sea a debatir con él, a demostrar con argumentos, y con buena actitud que a veces lo que la izquierda proclama no es correcto.
Famosos eran sus mítines donde sentado en una silla frente a una mesa o simplemente desde su silla invitaba a la audiencia a debatir con él. Muchas veces sin aparente orden alguno, pedía que permitieran a los asistentes que más estuvieran en desacuerdo con sus ideas que se les cediera el paso y que debatieran abiertamente. He de confesar que no había puesto atención a sus debates anteriormente, en parte porque en lo personal encuentro un poco una pérdida de tiempo debatir con gente que no está dispuesta a escuchar, o a usar argumentos racionales para debatir. Hoy en día abunda eso, gente negada a razonar, a debatir y en vez de eso se dedican a la falacia ad-hominen, argumentos circulares o simplemente a insultar o denigrar, cuando no pueden argumentar de manera lógica. Peor aún, cada vez que uno dice algo que no es popular, es víctima del linchamiento y la condenación solo por el hecho de expresar su opinión de manera razonada.
Charlie Kirk había hecho del arte de debatir un espectáculo sumamente interesante, solo usando sus principios, lógica y extenso conocimiento de su fe y sus valores, trataba de convencer y demostrar lo errado que alguien podría estar si estaba dispuesto a debatir con él. Todo esto haciendo gala de un profundo respeto incluso cuando lo insultaban, sin gritos o actitudes agresivas, y siempre confiando en que solo a través del debate libre y democrático se podría influenciar y cambiar la mente de alguien. Muchos lo seguían por curiosidad, por ver los debates cargados de lógica y caballerosidad, pero otros tantos por escuchar como estructuraba sus argumentos, de tal manera que lograba exponer falacias ideológicas disfrazadas de verdad, o de indignación que escondían detrás de si un intenso odio y un profundo resentimiento a la civilización occidental y sus valores.
Podría no estar de acuerdo con sus argumentos o sus ideas, pero era imposible salir de ese debate sin por lo menos cuestionarse si realmente era incorrecto alguno de los argumentos presentados. Yo mismo lo había ignorado, no por discrepar de lo que decía, pero por no perder el tiempo, escuchando como la gente que lo confrontaba, era desbaratada argumentalmente o se retiraban frustrados por no haber podido convencerlo de lo contrario. Viendo los múltiples videos que están circulando de sus debates me he quedado sorprendido por la firmeza y claridad de sus argumentos, pero por sobre todo que no he podido detectar de ninguna manera el uso de lenguaje violento, del insulto o argumentos ilógicos, para denigrar a quien sea que lo confrontara. Esto no era del agrado de quienes faltos de argumentos lógicos, con más odio, ideología, obsesión y deseo de destrucción que razón, se sentían ofendidos por estos mítines, transformados en rings de boxeo intelectual. Cientos o miles de personas tratando de verlo, acudían como lo fue hasta el último momento de su vida, a mítines en universidades y otras áreas públicas para verlo y disfrutar del espectáculo, o al menos a tratar de aprender un poco de su técnica retórica.
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Sócrates en la antigüedad griega fue condenado a beber cicuta precisamente por el mismo delito, acusado injustamente por gente que no resistía o no podía argumentar o debatirlo y cuyo método de pregunta tras pregunta hasta llegar hasta el elemento más lógico de la cuestión, el famoso método socrático, buscaba llegar a la verdad, demostrar la verdad última, a través del uso de la razón y la lógica, la capacidad intelectual que tenemos los hombres para descubrir las cosas.
No fue el único personaje incómodo en la historia, ahi tenemos más recientemente, como en la última década cada vez que alguien trata de exponer una falacia lógica o la invalidez de una idea es automáticamente cancelado, o doxeado. Este anglicismo, proveniente del inglés, significa exponer los datos personales de uno, o de familiares o amigos para obligarlo a que se calle, so pena de ser linchado mediáticamente vía redes sociales e incluso en grandes medios de comunicación. Es la gran tragedia de la tecnología, que si bien tiene aspectos muy positivos como permitir expresarnos libremente con quien sea, donde sea, y acceder a información casi instantánea, también ha traído lo peor y lo más aberrante de la discrepancia intelectual, con tal de callar al que nos resulta incómodo, por exponer interlocutores con argumentos falaces disfrazados de verdad.
No estoy argumentando a favor de la censura al debate, pero si hay que condenar la violencia, los abusos o las imágenes perturbadoras que a veces nos presentan sin ningún tipo de advertencia, o que se presentan a menores de edad sin ningún tipo de filtro o de manera casual. No hay que condenar el que se debata o hacer apología de la violencia de quienes la sufren o son víctimas. No hay más remedio que estar más abiertos a debatir, a conversar, de una manera más racional, respetuosa de la dignidad humana y reconocer que nuestro interlocutor es otro ser humano que por más equivocado que esté, merece nuestro respeto. Que sea respetuoso no necesariamente conlleva a aceptar lo que el otro está diciendo como adecuado, o a callar ante lo que nos parezca falto de lógica o respeto. Peor aún, no significa llamar a algo que es evidentemente falso, aceptable.
Si algo debiera de quedarnos claro es que la tragedia de Charlie Kirk no debería de hacernos sentir indiferentes o felices de que finalmente alguien lo calló, o peor aún, lanzar epítetos e insultos a sus ideas que nos podría haber resultado contrarias o incómodas. Se necesita más discusión y no menos, que cuando haya que señalar una falsedad y hablar de la verdad, no debemos de callarnos. La violencia no es aceptable en el marco de una sociedad libre y civilizada, el estado sin distinción de razas, género o clase social debe de castigar a aquellos que cometan excesos o atentan o terminen con la vida de quienes piensan diferente. No hacerlo significa caer en el abismo de la guerra civil y la destrucción. Ojalá, que este magnicidio sea el punto en que la sociedad de nuestro tiempo diga, ya basta con tanta tontería, sensiblería y silencio ante la falsedad, que la razón prevalezca por sobre esta ideología de la muerte y la barbarie, (comunismo, nihilismo, wokismo, cancelación) que está carcomiendo desde adentro los cimientos de las sociedades libres, democráticas y la civilización occidental.
Paz en la tumba de Charlie Kirk y que su familia encuentre consuelo en haber compartido una vida plena con alguien que solo quería debatir con argumentos.
P.D. Reitero mi invitación a escribir sobre este tema, mira la convocatoria en este post.
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