La vida en libertad

Retrato de un artista

Mr. C.O. Jones de Carlos Luna

La semana pasada en una conferencia en la cual participé en Ciudad de México, pude ver un documental producido por Matt y Terry Kibbe de la organización “Free the People” que fue presentado en una de las sesiones al final del día. Dicho documental “The Free Life, Portrait of an Artist” (seguir el enlace para verlo) narra la vida y la formación como artista en el exilio de Carlos Luna, artista plástico, pintor, escultor y ceramista cubano. Nacido en Cuba en 1969, diez años después de la revolución cubana este artista empezaba a desarrollar sus primeras obras que por su temática no encajaban en la narrativa afín al oficialismo. Sus pinturas llenas de imágenes en constante conflicto con el gran cabrón, como le llama a Fidel Castro causaban problema con las autoridades y no pocos temores de su familia. Tal vez la mejor recomendación que recibió fue la de su abuela quien en plena adolescencia le sugirió a Carlos que él tenía que salir de Cuba que él no podía seguir ahi, y su vida eventualmente correría peligro si no se iba.

Fue así como Carlos salió de Cuba, primero para participar en una muestra de su obra en México donde vivió muchos años y conoció a su esposa Claudia y posteriormente re emigrar a Estados Unidos, para volar más alto, donde actualmente reside. Con Claudia, Carlos formó su familia y a lo largo del documental y de su vida, juega un rol no solo de compañera de viaje, pero también de socia y cocreadora, como a ellos les gusta decir. Los cuadros ciertamente son 100% Carlos, pero es claro que ellos tienen una relación cocreadora, Claudia va al mismo tiempo haciendo todo lo demás y no solo en el ámbito familiar si no de promoción y difusión de su obra y para ir negociando, armando y coordinando exposiciones, y libros de la obra de Carlos en diferentes galerías de arte del mundo. El documental es un retrato íntimo de esa relación y de lo importante que es Claudia para Carlos en su proceso creativo y a su vez como ven ellos su relación conforme van narrando su historia.

Carlos es una fuerza de la naturaleza que va mostrando impactantes imágenes con tonos de colores muy fuertes y vivos y esculturas creadas por él, de esa lucha interna que lleva contra el Gran Cabrón, Fidel. Uno de sus cuadros representa esa lucha, Mr. C. O. Jones como lo explica es un juego de palabras que representa la libertad, al que algún día le cortará la cabeza a Fidel Castro y su revolución, esa hidra que representa el comunismo, un cuadro potente que refleja lo que será la destrucción de la revolución cubana y el socialismo para Hispanoamérica.

En el mito de la hidra, los griegos mostraban a esta bestia un tipo de Gorgona en la que Medusa era el único mortal de las 3 hermanas Gorgonas. Las gorgonas se caracterizaban por tener una cabeza llena de serpientes en vez de pelos y quienes osaban a mirarla o desafiarla directamente terminaban convertidos en piedra y morían. Finalmente, es Perseo, Mr. Cojones como le llama Carlos, el semi Dios hijo de Zeus y de Danae una mortal, quien puede cortarle la cabeza a la Gorgona y de esta manera destruir a la bestia que azotaba a los mortales. Luna, inspirado en la escultura de Benvenuto Cellini, nos cuenta sobre la gran hidra que azota Cuba y más específicamente Hispanoamérica desde hace más de 65 años con la revolución cubana y su misión exportadora de revoluciones miserables que tanta destrucción y drama han traído al continente. Cada vez que miramos a un proyecto que suena en apariencia bueno, socialista, estamos mirando a una de esas gorgonas que pueden lucir hermosas, pero que tarde o temprano condenan a nuestras sociedades, al frenar el desarrollo, destruir el país internamente, ahuyentar a sus habitantes y buscar el exilio para finalmente hundirlo en la más infame y atroz de las miserias y la destrucción de su libertad. Todo esto mientras sus dirigentes apuntan el dedo a otros para echarles la culpa de no ver los frutos de la revolución, mientras nos vamos petrificando. Jamás deberíamos de ver la hidra directamente a los ojos o caer en sus engaños, y más bien deberíamos de usar su reflejo en nuestros escudos para alcanzarla y cortarle la cabeza de raíz y evitar que la hidra destruya nuestras comunidades y a nuestras propias vidas.

Carlos usa brillantemente este mito griego y la estatua de Cellini para contarnos que no solamente debemos de buscar cortarle la cabeza a la hidra sino también a actuar como Perseo, como Mr. C. O. Jones y no dejarnos engañar mirándola directamente a la cara y convertirnos en piedra para cortarle la cabeza. Mirar a la hidra directamente a la cara significaría creer que su supuesta belleza no nos afectará que somos inmunes y que podremos creer en la próxima fantasía que nos presentan para salir del subdesarrollo. Una y otra vez terminamos en lo mismo y lo demuestra lo que pasó con Nicaragua y su revolución Sandinista, o en Venezuela y su Chavismo del Socialismo del Siglo XXI, y todos los países que terminaron en lo mismo, expolio, miseria, emigraciones, amistades y familias rotas teniendo que emigrar por miles. Casi nadie ha podido cortarle la cabeza a esa hidra y todos terminan convertidos en piedras si no huimos y nos alejamos lo más pronto posible de esta.

La obra de Carlos es mucho más que el mito de la Hidra y Mr. C.O. Jones, es una expresión potente de su deseo de vivir en libertad y por sobre todo desarrollar su arte y hacerlo, aunque este genere reacciones adversas en quienes lo ven. En algún momento del documental, nos cuenta como mucha gente atraída por sus colores vivos y sus bellas formas le pide que pinte más caballos, flores y mujeres y menos Fideles, hidras o esqueletos. El claramente lo escucha, lo considera, pero por sobre todo no deja de negar su propia naturaleza antagonista con quien le robó a su patria y a su familia y que le ocasiona dolor el no poder acercarse a ver a su padre anciano. Sabe que regresar a Cuba sería un suicidio y tampoco el gobierno le da permiso a su padre para que salga y lo acompañe en su vejez. Es el precio que tiene que pagar por su beligerante y firme oposición al socialismo cubano y a ser independiente en su arte y en su vida, es el precio que paga por ejercer su libertad sin compromisos. Es el precio que muchos migrantes pagamos, no solo los que salen de las más grandes mazmorras del socialismo, si no también quienes, por diversas razones, falta de oportunidades o búsqueda de mejores oportunidades decidimos en su momento emigrar lejos de nuestros lugares natales. Los exiliados y los emigrantes aceptamos que nuestro contacto con nuestros seres queridos y nuestros amigos tarde o temprano se tornará trágico al no poder estar con ellos en sus momentos más difíciles, o tal vez sus últimos momentos. No podremos estar en sus funerales si es que es siquiera factible hacerlo, pero de entrada asumimos que no será tan fácil y en muchos casos imposible, si la fatalidad y el fin de sus días les azota mientras navegamos la odisea de la vida en tierras lejanas.

Quizá valga recordar aquí otro mito griego, la Odisea de Homero, el exilio que sufrió Odiseo o Ulises que relata el largo periplo de regreso de 10 años después de las guerras de Troya para que Ulises recupere su trono en la isla de Itaca. En dicha isla su hijo y su esposa tienen que lidiar con los pretendientes de su corona y tienen que espantar a los usurpadores que ansiaban su trono y van destruyendo poco a poco sus posesiones y su reino. La única arma que tiene Ulises es su inteligencia, su astucia y la ayuda ocasional de una diosa que le van ayudando a sortear todas las dificultades que se imponen en su camino por cuestiones del destino. Al llegar puede recuperar su trono y destruir a todos sus enemigos. Así es la vida del migrante, como un mito griego y a veces no todos podemos regresar nunca a Itaca, o a lo mejor vamos construyendo nuestra nueva Itaca y vamos formando familia o fortuna que nos mantiene en un permanente exilio. La vida del migrante no es nada fácil, está llena de dolor, pero a su vez es una vida que, si se tiene un poco de astucia y por sobre todo muchísimo trabajo, nos da oportunidades inimaginables. Es parte de la experiencia del florecimiento humano, construir algo nuevo, recuperar lo nuestro, usar el sentido de agencia y construir vidas nuevas y reinventarnos. Así mismo el migrante aporta muchísimo a las sociedades que lo reciben y mejoran aquellas que son generosas con ellos. No todo es color de rosa y no todo migrante triunfa ni hace las cosas bien, pero tal como Carlos lo demuestra, la mayoría hemos salido huyendo de nuestras hidras locales y estamos embarcados en un proceso de regreso a casa o a la búsqueda de un lugar que podamos llamar hogar para florecer y mostrar nuestro arte y los frutos de nuestro florecimiento humano.

El documental y la obra de Carlos no lo dejará indiferente y lo invito a que lo vea en alguno de los eventos que participa Free the People. Así mismo ojalá puedas ver la toda la obra de Carlos en su página web. Yo por mi parte espero algún rato poder visitar su obra y apreciarla en vivo y sentir en directo eso que pude sentir a través del documental, ese Joie de vivre que ruge potente desde lo más profundo de la misma.

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