La alquimia monetaria

La búsqueda de la piedra filosofal de la política monetaria y fiscal

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El laboratorio del alquimista, obra de 1571 de Stradanus, Studiolo de Francisco I en el Palazzo Vecchio de Florencia.

Parte de los problemas que enfrenta el gobierno de los Estados Unidos y muchos países desarrollados es la excesiva cantidad de deuda que dichos gobiernos han adquirido en los últimos 15 años tras la crisis financiera del 2008. El mundo vive en un periodo de un gran incremento en las regulaciones financieras de los sistemas bancarios para evitar una repetición de la crisis de aquella época con las hipotecas sub-prime es decir las hipotecas que se habían dado sin ningún tipo de respaldo real, a personas con mal crédito y respaldadas por entidades financieras que en última instancia re-empaquetaban y revendían las hipotecas a grandes entidades estatales como Fanny Mae que aseguraban que incluso aquellos que no tenían crédito adecuado lo obtuvieran.

Esto era solo posible gracias al objetivo del gobierno de promover la tenencia de la propiedad y lejos de hacerla más accesible, la vivienda se encareció al haber fomentado un mercado altamente especulativo que tenía poca o ninguna conexión de la realidad de lo que debería de ser el mercado de bienes raíces. El resultado de este problema fue que las regulaciones para hacer préstamos se endurecieron, los requerimientos de capital se incrementaron para los bancos y el mercado del crédito se volvió complicado y desaceleró la economía. Es decir, se corrigieron los síntomas, pero no las causas de este colapso que ocurrió en el 2008. La causa fue mercados artificialmente protegidos e inflados que hicieron que el mercado de bienes raíces se volviera irresponsable. Esta irresponsabilidad se curó con más regulaciones al sistema bancario, pero los mercados artificialmente promovidos y protegidos de crédito barato y garantizado para los que sacaban hipotecas no dejaron de hacerlo.

Ante estas restricciones en los préstamos el siguiente paso de los expertos (alquimistas) para aliviar esta excesiva regulación de los préstamos fue implementar la teoría monetaria moderna, es decir inyectar dinero en el mercado para aliviar este problema de falta de crédito por excesivas regulaciones, pero al mismo tiempo succionar este dinero inyectado para evitar que fuera inflacionario. Esto se logró manipulando la tasa de interés, y ofreciendo a los bancos privados un interés similar o más alto que el de mercado para que los bancos no prestaran ese dinero a su vez a los clientes y no perdieran dinero por estar sentados en el dinero que estaba siendo inyectado por el gobierno.

Los expertos monetarios habían aparentemente logrado lo imposible, inyectar dinero sin causar inflación. El problema es que los únicos beneficiarios de este sistema eran los bancos que tenían ingentes cantidades de dinero, y que para prestarlo tenían una cantidad interminable de requerimientos. Al banco le resultaba más fácil y menos complicado invertirlo en bonos del tesoro o simplemente no prestarlo y mantenerlo en la reserva federal que pagaba tasas similares o mayores al mercado. El gobierno por supuesto la única fuente de ingresos de la que dispone es la recaudación de impuestos y hacerlo siempre es impopular, así que para pagar esas tasas simple y sencillamente se emitían nuevas obligaciones de crédito que tapaban las que iban venciendo.

Mientras tanto la economía real sufría y lograr un préstamo no solo que se ha vuelto muy complicado, si no que si se lo lograba la tasa de interés no refleja la demanda real de crédito, está basada principalmente de una tasa que se determina con cierta regularidad en un comité de la reserva federal que decide si la tasa sube o baja y que determina, según las expectativas de inflación que ven estos expertos. Estas tasas que determinan son las que llaman la Federal Funds Rate (FFR-Tasa de fondos Federales), la tasa a la que los bonos se colocan en el mercado y la tasa de Interest on Reserve Balances (IOR-Interés sobre los balances en la reserva), la tasa usada por tener los fondos en la reserva federal por parte de los bancos. Esta tasa fijada a través de un comité no es en lo absoluto una tasa de mercado si esta es fijada por la reserva federal. No es una tasa de mercado pues en absoluto refleja las preferencias de los que demandan crédito y la oferta de quienes quieren prestar, con los cual el resultado natural de este caos en el manejo de la tasa es que no se tiene claro cuánto es la verdadera tasa a la cual se prestaría o se conseguiría crédito en ausencia de estas intervenciones. Los macroeconomistas llaman eufemísticamente a este mecanismo artificial de fijación de tasas de interés una herramienta de política monetaria. Es decir, una forma de manipular el mercado y la inflación que causa la misma reserva federal y el tesoro de los Estados Unidos al inyectar dinero en el mercado o cuando creen conveniente desacelerar la economía.

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La actual administración considera la tasa de interés es demasiado alta pues hace sumamente onerosa la renegociación de un tercio de la deuda del gobierno (los bonos del tesoro) que están en el mercado y que se tienen que renegociar en este 2025. Si la tasa es muy alta o al nivel actual el servicio de esa deuda sería un porcentaje muy alto de los gastos corrientes del gobierno. Por otro lado, los expertos advierten que, si la tasa es muy baja, se teme que haya más dinero en circulación y por lo tanto más inflación, lo cual no le conviene a esta administración ni a ninguna otra. Se vería muy mal por parte de los ciudadanos si es que la inflación campea como lo hizo en el 2023 y el 2024 durante la administración anterior. Con la posibilidad de elecciones en Estados Unidos de medio término en el 2026 para reemplazar un tercio de los senadores y a varios congresistas esto políticamente es una línea que no quieren cruzar. Por otro lado, de seguir a niveles tan elevados la tasa de interés, el deficit del gobierno sería difícil de manejar. La solución por supuesto no va a ser sencilla. Pero requiere estrategias a corto y largo plazo.

A corto plazo, reducir el gasto del gobierno y hacer lo más posible para evitar caer a futuro en deficits más grandes. Muchos especialistas critican la extensión de beneficios fiscales y reducción de impuestos pues incrementan el deficit. Sin embargo, esto es necesario hacerlo pues todo se ha vuelto muy caro y los impuestos lo único que hacen es distorsionar las decisiones de gasto e inversión del sector privado. Sin embargo, hay que ser conscientes que esto solo se puede hacer si hay un verdadero compromiso de reducir el gasto del gobierno para evitar un crecimiento del deficit, es decir el exceso de gastos por encima de los ingresos disponibles. Por otro lado, no hay que olvidar la famosa curva de Laffer que nos indica que a menores impuestos es posible recaudar más por el crecimiento económico que esta reducción de impuestos genera en el sector privado.

A largo plazo es necesario que el gobierno deje de manipular la tasa de interés e incluso no tenga la posibilidad de emitir deuda o bonos del tesoro, pues no solo reducen la cantidad de crédito disponible en el mercado para el sector privado, sino que es usado como una herramienta de política monetaria, que al final del día resulta peor. Crece la deuda y esta deuda nunca se repaga, y es refinanciada ad infinitum y se cubre con deuda nueva. El gobierno es el borracho del bar, que siempre obtiene bebida y comida fiado, pero tarde o temprano su deuda es tan grande que solo la puede pagar refinanciando hasta que el dueño del bar le diga ya no se puede hacer y lo boten del bar. Se cree que el gobierno no puede quebrar, pero la realidad es que son estos mega deficits y deudas impagables lo que hacen que eventualmente colapsen los gobiernos y que los electores literalmente los boten. Así pasó en el 2008 en que muchos gobiernos europeos e incluso los Estados Unidos estuvieron al borde del colapso, por una corrida que hubo que frenar cambiando las reglas bancarias e imprimiendo dinero para evitar un colapso sistémico. Más recientemente, uno de los factores para que la anterior administración perdiera las elecciones fue precisamente la inflación que se sufrió en los últimos dos años y la sensación de parálisis económico.

Estados Unidos gracias a la capacidad de ser el país que emite la moneda mundialmente aceptada ha podido hacer esto por mucho tiempo sin mayores consecuencias, pero tarde o temprano de no regresar a una política fiscal más responsable lo peor podría pasar. No existe solución mágica al eterno problema del gasto y el endeudamiento del gobierno. Los expertos monetarios y los bancos centrales se han convertido en alquimistas que buscan la piedra filosofal para convertir cualquier metal, papel o medio electrónico en oro. No hay manipulación del crédito o de los mercados financieros que pueda lograr más dinero o manipular el crédito sin causar caos a la sociedad.

La reducción del gasto debería de ser un imperativo de cualquier gobierno, y la manipulación monetaria, bien sea imprimiendo dinero o usando herramientas de política monetaria como la alteración de tasa de interés o encarecimiento artificial del crédito mediante excesivas regulaciones para los que prestan, o subsidiando el crédito para hacerlo barato, es algo que debería de estar prohibido constitucionalmente. Esta manipulación lejos de fomentar el florecimiento humano es como una bola de nieve, que tarde o temprano al caer por la montaña causa una avalancha que puede destruir países y civilizaciones como les ocurrió a los romanos y a muchas otras civilizaciones que colapsan, no por invasiones, si no por la irresponsabilidad fiscal y monetaria de sus gobernantes. Es una bomba de relojería que la hemos visto una y otra vez, como en la Argentina que heredó Javier Milei y que solo tiene una solución, reducción del gasto y detener esa manipulación monetaria de una vez por todas. En Ecuador esa bomba de relojería solo se pudo frenar en 1999 con la dolarización y el gobierno de Estados Unidos que emite el dólar lo puede lograr también. Ya lo hizo en los 80’s y logró estabilidad que duró hasta finales del milenio pasado, saliendo de esta manipulación monetaria de tasas de interés y emisión. Un retorno a monedas más difíciles de manipular como el oro, a largo plazo tal vez termine siendo la única solución para evitar que los expertos destruyan el florecimiento humano con sus alquimias monetarias.

PS. Al publicar este artículo la reserva federal anuncia que no hay cambio en la tasa de interés. Si es muy alta o baja es imposible de saber si no se restablecen los mecanismos de mercado para fijarla. Lo que sí es seguro es que tarde o temprano, como ya se vio hace unas semanas, va a causar conflicto entre la actual administración y la reserva federal.

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