Qué complicado que es hacer un resumen informativo semanal sobre América Latina. En el momento de cerrar esta edición de Mirada Sur, toda la atención está puesta en Honduras y Venezuela, donde los hechos son tan cambiantes que en pocos minutos todo lo que aquí decimos, puede quedar desactualizado. Pero bueno, intentamos ofrecerle un resumen que al menos lo ponga al día de lo que viene pasando, y le permita anticipar el futuro, según para dónde caigan las fichas en las próximas horas. Pero hoy no sólo le hablaremos de elecciones peleadas o amenazas de guerra. También le contaremos de las horas finales en Chile, de cara a un balotaje que tendrá efectos en todo el continente. De la violencia que parece golpear a la política peruana. Y de la triste decadencia cubana, que esta semana tuvo un nuevo capítulo. Eso mientras, por ejemplo, Chile tiene a una dirigente comunista aspirando a la presidencia. ¡Ah! Eso sí. Según las agencias europeas, es una “comunista moderada”. Mejor vamos a las noticias.

Casi una semana después de las elecciones en Honduras, el país sigue sin tener un presidente confirmado. Al momento de cerrar esta edición de Mirada Sur, el candidato conservador Nasry Asfura superaba por menos de 20 mil votos a Salvador Nasralla. En lo que es una de las noticias más impactantes de este proceso, la candidata oficialista de izquierda Rixi Moncada venía tercera, lejos, con menos del 20% de los votos, algo que algunos medios locales han visto como una derrota que va más allá de Honduras.

¿Cómo puede ser que tantos días después no tengamos confirmado un ganador? Se lo preguntamos al amigo Guillermo Peña, politólogo y economista, profundo conocedor de la realidad política hondureña, que nos explicaba que “hay que recordar que Honduras viene de cuatro procesos electorales peleados, algunos con violencia, entonces por eso son súper cuidadosos porque hay mucha desconfianza entre todas las partes”.

El hecho es que todo indica que el próximo presidente estará entre Asfura, quien ha sido “potenciado” por un apoyo muy explícito del presidente estadounidense Donald Trump, y Nasralla, un ingeniero y periodista liberal. Aquí puede ver un perfil de cada uno de estos candidatos. Mientras tanto, le preguntamos al amigo Guillermo cómo se explica el derrumbe del oficialismo, y nos decía que “ellos nunca tuvieron una base tan grande en el país. La forma como llegaron al poder fue una alianza que unía a sectores de otros partidos y con la parte del voto independiente. Pero su base nunca fue tan grande sola”.

¿Y cuáles son las diferencias entre Asfura y Nasralla, para quien no sigue la política hondureña? “Tito Asfura viene del partido más conservador, son pro negocio pero socialmente más conservador, una estructura que ha administrado el país tres de los últimos cuatro gobiernos. Nasralla es pro empresa, pero no ha tenido una afiliación tan fuerte ideológica. En su carrera creó dos partidos, cuya ideología era más bien anti corrupción, anti sistema, anti autoritario… Pero no tenía una ideología más definida, aunque sí se acerca más a un liberal clásico”. Guillermo nos explicaba que “lo más importante es que quien llegue en segundo lugar reconozca la pérdida, acepte su derrota, algo a lo que ayuda que el partido de Zelaya esté en un lejano tercer lugar. Pues si se vuelve a entreverar todo con el pataleo del fraude, ahí sí debilita de nuevo el sistema y sigue Honduras metido en ese lío de las elecciones donde se dice fraude cada vez”.

PERDONADO POR TRUMP. En medio de este proceso, Donald Trump perdonó de manera muy llamativa al ex presidente hondureño Juan Orlando Hernández, que se encontraba preso por acusaciones de narcotráfico. Algo que sorprendió a mucha gente, sobre todo en momentos en que aprieta el cerco sobre Maduro por el mismo tema. Le pedimos a Guillermo que nos explicara el caso, y nos decía que “es un tema muy raro, que a todo el mundo lo tomó por sorpresa. El caso en su momento fue cuestionado por los que lo seguían a Hernández, que afirmaban que no le permitieron defenderse correctamente. Es una persona en la que algo tuvo, algo tiene, alguna información existe que no se había dado a luz, hay que esperar que salga ahora para entender mejor la posición del presidente Trump. Vamos a ver qué sale porque de verdad no hay claridad”.

A estas alturas es difícil saber bien qué está ocurriendo tras bambalinas con la crisis entre Estados Unidos y Venezuela. Esta semana, Donald Trump volvió a insistir con que en pocos días comenzarán las operaciones militares en suelo venezolano con el fin de terminar con los grupos de narcotraficantes que llevan drogas a Estados Unidos. Algo que, teniendo en cuenta que su gobierno ha nombrado a Nicolás Maduro como el jefe del cártel de los Soles, podría significar un ataque directo al dictador venezolano. Los principales medios del globo han informado de conversaciones directas entre Trump y Maduro, pero a partir de allí son todas especulaciones.

Algunos señalan que Maduro exigió concesiones muy onerosas para dejar el país, entre ellas un salvoconducto para todo su entorno, y la instalación de un gobierno de transición de un año a cargo de su mano derecha Delcy Rodríguez. Otros afirman que el diálogo terminó en nada, y que un ataque es inminente. El propio Maduro ha dicho que hablaron en buenos términos, y que todo es paz y amor. Esta muy interesante cronología en video de la cadena Caracol, permite tener una comprensión rápida y eficiente de lo que ha pasado en los últimos días con esta crisis. Según un informe del New York Times, que ha publicado algunas piezas llamativamente complacientes con la dictadura venezolana, Maduro se encuentra bajo máxima presión, duerme todos los días en lugares distintos, y ha reforzado su guardia personal cubana.

Una de las noticias más comentadas esta semana fue la carta que el ex jefe de inteligencia chavista, Hugo Carvajal, envió a Donald Trump, afirmando que hubo una estrategia organizada y planificada desde Venezuela para inundar el mercado estadounidense con drogas letales. Según sus palabras, el régimen venezolano ha utilizado la cocaína como arma, colaborando con grupos como las FARC, el ELN, la inteligencia cubana y Hezbollah, y ha facilitado la expansión de redes criminales violentas, entre ellas el Tren de Aragua, en territorio estadounidense. Carvajal afirma que tanto la inteligencia venezolana como la cubana han infiltrado instituciones estadounidenses durante dos décadas, incluyendo instalaciones militares. Estas declaraciones confirmarían todo lo que viene señalando el gobierno americano, y justificarían una operación militar. Por otro lado, Carvajal se encuentra preso en Estados Unidos, y estas palabras podrían buscar aliviar su condena.

NOBEL Y PROTESTA. En tanto, la líder opositora María Corina Machado convocó a sus seguidores a marchas y protestas este fin de semana en todo el mundo, para celebrar la obtención del premio Nobel de la Paz, cuya ceremonia de entrega será la semana próxima en Noruega. El Comité Nobel noruego indicó recientemente que Machado confirmó su decisión de viajar a Oslo para recibir el galardón. No obstante, el presidente del Comité, Jørgen Watne Frydnes, declaró al canal público NRK que considera “un viaje peligroso porque el régimen de Venezuela ha dicho que quiere quitársela de en medio”, por lo que espera que se garantice la seguridad de la opositora, tanto para llegar a Noruega como para regresar al país.

Este martes, el precandidato a la presidencia del Perú, Rafael Belaúnde Llosa, sufrió un ataque que por poco no terminó en tragedia. El líder del partido Libertad Popular circulaba en su automóvil por una zona del sur de Lima cuando dos hombres en una motocicleta se acercaron y abrieron fuego. Pese al impacto de las balas en el parabrisas y la carrocería, y a las imágenes viralizadas, en las que se lo ve con el rostro y la camisa ensangrentados, el dirigente resultó ileso. Belaúnde Llosa afirmó que no había recibido “amenazas extorsivas o de otro tipo” y que desconoce las razones del ataque.

El atentado hizo sonar todas las alarmas en el arranque de la campaña electoral rumbo a las elecciones del 12 de abril de 2026, en medio de un clima de polarización, crisis institucional y creciente violencia política. Al respecto, el exministro de Trabajo Juan Sheput, sostuvo que el presidente José Jerí debe “garantizar elecciones limpias y seguras, dejar de perforar la economía y luchar contra la inseguridad”. En la misma línea, otro precandidato presidencial, Jorge Nieto, reclamó acción inmediata: “Si la violencia política no se para en seco, se juntará con la delincuencial, que está desbocada. Señor José Jerí, acción. Garantice elecciones en paz. Solo eso”.

TRASFONDO. Rafael Belaúnde Llosa, economista y político peruano, ha marcado distancia tanto del populismo de izquierda como de la derecha extrema. Su objetivo es conectar con ese amplio sector de ciudadanos desencantados con la clase política tradicional, algo que se repite en toda la región. El ataque en su contra no es un hecho aislado, sino que se enmarca en un período de gran inestabilidad en la realidad política y social del país. Desde 2016, Perú ha venido padeciendo una sucesión de renuncias presidenciales, destituciones, protestas masivas y un intento de golpe de Estado que terminó con el expresidente Pedro Castillo en prisión. Ese escenario ha minado la confianza de la población en unas instituciones que hoy atraviesan el punto de mayor debilidad en su historia.

Tras el atentado, el gobierno anunció medidas de protección extraordinarias para quienes aspiran a llegar al Palacio de Miraflores, entre ellas el uso obligatorio de chalecos antibalas por parte de los candidatos. Así, además de ideas, debates y promesas, la campaña, incluso antes de empezar, ya está determinada por la violencia y la sangre.

Es muy curioso lo que ocurre con Chile. El país se encuentra en la recta final de una campaña electoral trascendente de cara al balotaje del próximo 14 de diciembre. Pero en muchos medios y agencias globales, es casi imposible encontrar información clara de lo que allí está sucediendo. Por poner un ejemplo, la cadena pública alemana DW solo presentó una nota de ese país esta semana, y hablaba sobre el debate de una ley para prohibir las redes sociales en las escuelas, y que si todo marcha bien, entraría en vigor a mitad del año que viene. Seguro que esto nada tiene que ver con el hecho de que el candidato de la super-mega-hiper-ultraderecha, José Antonio Kast, lidera los sondeos de forma contundente (60% a 40% en promedio), frente a la “comunista moderada” Jara.

Pese a esto, esta semana hubo novedades en relación al electorado clave de Franco Parisi, candidato que quedó tercero con casi un 20% de los votos. El candidato del Partido de la Gente anunció que no apoyará a ninguno de los dos aspirantes que se medirán en el balotaje y llamó a votar nulo tras una consulta virtual realizada entre sus militantes. De ellos, un 78% se pronunció por la opción del voto nulo, mientras un 20% se decantó por apoyar a Kast y solo 2% lo hizo por Jara. El Partido de la Gente (PDG) sí que será clave en el Congreso, donde obtuvo 14 de 155 escaños.

Esta semana, Jara y Kast chocaron duramente en un debate que ha sido señalado como el más duro desde que comenzó el proceso electoral. El debate se centró en lo que viene siendo habitual en esta campaña: la crisis económica, los problemas migratorios, y la creciente inseguridad que vive el país, tradicionalmente uno de los más pacíficos del continente, pero que sufre un alarmante avance del narcotráfico. Durante el penúltimo debate antes de la segunda vuelta, figuras del comando de Kast comentaban que Jara había decidido subir el tono y salir al ataque, lo que impidió —a su juicio— profundizar en algunos temas. En el equipo de la abanderada oficialista, en tanto, planteaban que optaron por pasar a la ofensiva, de manera de incomodar al republicano y enredarlo en temas valóricos, que ha evitado durante la campaña.

En las últimas horas se conoció la última encuesta de la reconocida empresa Cadem, que estimó que Kast alcanza un 58% de las preferencias frente a un 42% para Jara. Cuando se descartan los indecisos. En esa misma encuesta, un 62 % de los encuestados cree que Kast será el próximo presidente, versus un 28 % que apuesta por Jara.

La Habana volvió a quedar a oscuras esta semana, junto con una buena parte del occidente de Cuba. Un nuevo colapso en la red eléctrica trajo de regreso los ya habituales apagones masivos a la isla. Solo algunos hospitales y hoteles, por contar con generadores, mantuvieron la electricidad. Pero en los barrios, las heladeras y los equipos de música dejaron de funcionar, igual que los semáforos en las calles, los comercios, el transporte y las bombas de agua. La caída del suministro energético comenzó a las 5 de la madrugada y afectó a alrededor de 3,5 millones de personas en las provincias de La Habana, Pinar del Río, Mayabeque y Artemisa. Nada fuera de lo común.

Todo dentro de los parámetros normales de la vida cotidiana en Cuba, donde ya se vivieron al menos 6 cortes de magnitud nacional o regional en lo que va del año. Este nuevo apagón es una muestra más del grado de fragilidad en la que se encuentra la infraestructura eléctrica de la isla. El resultado de décadas de falta de inversión, escasez de repuestos y combustibles, dificultades para importar insumos, y fundamentalmente decisiones políticas que han llevado al país a al borde del derrumbe de su sistema energético. Las propias autoridades han reconocido que el sistema es incapaz de cubrir la demanda en horarios pico y por eso cae con tanta frecuencia. Cuba vive una profunda crisis económica. El turismo, una de sus industrias principales, ha bajado sensiblemente. No hay divisas. Y la población está cansada. Dentro de ese contexto, el apagón es sólo una consecuencia más del fracaso de un sistema que vive sus días de máxima decadencia.

TRASFONDO. El Sistema Eléctrico Nacional de Cuba, monopólico y estatal desde hace más de 6 décadas, lleva años al borde de la colapso. Sus centrales termoeléctricas son viejas y obsoletas. Muchas resisten penosamente a más 40 años de explotación, y cargan con un déficit de mantenimiento crónico. Si a eso se le agrega la escasez de divisas que dificultan la importación del diesel y fuel-oil que demanda su funcionamiento, el problema solo tiende a profundizarse. Desde mediados de 2024 los apagones se hicieron habituales. Los cubanos han perdido ya la cuenta de cuántos cortes parciales, totales o prolongados sufrieron en el último tiempo. Algunos de ellos de alcance nacional que dejaron a gran parte de la isla sin electricidad por varios días. La información más reciente, que data de noviembre de 2025, indica que casi 100 plantas de generación distribuida están inoperativas por falta de combustible. Y que el sistema apenas logra cubrir entre un 50 % y un 70 % de la demanda de un día promedio. Para las familias cubanas, cada apagón representa un golpe duro: alimentos y medicinas se echan a perder, el agua no sale por el grifo y conseguirla es una odisea, el acceso a los servicios de salud o transporte se complica, y el malestar crece en la población.

POR QUÉ ME IMPORTA. Porque muestra de manera cruda lo que le puede ocurrir a una nación cuando su gobierno descuida las estructuras esenciales y sacrifica el bienestar de su gente en pos de una ideología. La crisis cubana, que hoy se manifiesta en este nuevo apagón, es una advertencia inequívoca de que ninguna utopía justifica que se abandonen los servicios básicos o el bienestar de los ciudadanos. Y que ningún pueblo debería normalizar la decadencia.

Martín Aguirre | Director

Rodrigo Caballero | Editor